
Así fue el encuentro por los 10 años del Concurso Cadenas
Este viernes 20 de junio, como parte de la celebración de los 10 años del Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas, se realizó un emotivo encuentro en el que algunos de los jurados, ganadores y finalistas, junto con representantes de las entidades organizadoras, ofrecieron una perspectiva sobre su experiencia como participantes del certamen.
El Director de Fundación La Poeteca, Ricardo Ramírez, inició el evento ofreciendo un repaso de todo lo que ha llegado a implicar la realización del concurso. “Desde un inicio, el Concurso Cadenas se propuso ser, más que una muestra, una oportunidad para visibilizar a jóvenes talentos (…); mostrar a un grupo de poetas en acción creativa, y que pudieran recibir apoyo por parte de las organizaciones en términos de formación, acceso a bibliografía y que tuvieran ese proceso de acompañamiento de manera constante. Creo que ese ha sido uno de los logros”.

Rosamaría Atencio, Vicepresidente de Comunicaciones y Respnsabilidad Social de Banesco Banco Universal, destacó el aprendizaje que ha sido el Concurso Cadenas para todos los involucrados, enfatizó los resultados de la colaboración interinstitucional y su compromiso con la poesía y los jóvenes poetas. “Se ha modificado nuestra sensibilidad. No solamente la sensibilidad nacional, si se pudiera decir, sino la sensibilidad corporativa, para que un banco en este momento tenga dentro de programa de responsabilidad social (…) una iniciativa que ya se convirtió en un programa permanente y que nos ha dado muchísimas satisfacciones y buenos resultados”.

Tibisay Guerra, de Autores Venezolanos, destacó el fuerte sentido de comunidad que se ha ido formando entre los participantes del concurso; expresó su agradecimiento y compromiso con la poesía y el desarrollo de los jóvenes talentos; y contó una anécdota sobre un antiguo participante que la llamó tres años después del concurso para contarle que se estaba casando. “Eso dice mucho de lo que es este concurso. La poesía es mucha humanidad”.

Elio Esposito, uno de los finalistas y quien también fungió como moderador del evento, compartió su alegría por haber sido testigo de la evolución de las voces poéticas de sus jóvenes compañeros “Ha sido muy bello ver a personas que conozco, desde hace años, ir quedando en las distintas antologías, finalistas, menciones honoríficas, ganadores. Es maravilloso ver cómo se van formando las voces poéticas de esta generación de autores, cómo han ido cambiando…”

Marlo Ovalles, presidente de Fundación La Poeteca, abordó la pregunta sobre el impacto del concurso y su visión sobre el futuro de la poesía joven venezolana. Resaltó la importancia de la poesía como medio de expresión y su crecimiento en contextos difíciles, destacando el impacto positivo del concurso en la comunidad poética. “La poesía consigue su camino de una u otra forma. Nosotros comenzamos con una pequeña misión que fue creciendo de repente. Incluso a veces sentimos que se nos escapa de la mano. La Poeteca nace con esta idea de compartir esos libros que teníamos nosotros, que acababan de salir en España y aquí no estaban. Pensábamos en el concurso como una oportunidad adicional para que los jóvenes pudieran manifestarse. Y ¿qué es lo que ha pasado? Si tú analizas cada uno de esos libros puedes ver cómo vivieron nuestros jóvenes a Venezuela durante esos años, hacer un estudio sobre cómo veían el país. Cuando hay escasez, cuando la gente escribe que se le van sus amigos, y otros: ya estoy afuera, me siento aislado, exiliado… Ustedes, jóvenes, vivieron una Venezuela que no fue la que yo conocí, la que les tocó. Nosotros les dimos ese espacio para que ustedes pudieran expresarse, pero insisto: si nosotros no estuviésemos, ustedes conseguirían la manera. Porque la poesía consigue su camino, brota y de alguna manera se hace sentir. A medida que enfrentamos problemas en el mundo, es el poeta el que tiene el don y la magia de usar las palabras para poder expresarse, contar lo que está viendo, lo que está viviendo. La poesía es cruda. Es dura. Te hace abrir los ojos. Mientras más problemas haya en el mundo, más poesía vamos a tener. Es un brote poético importante este momento que estamos viviendo. Una cosa que me gusta de lo que hemos hecho: varios de los muchachos que han pasado por las distintas ediciones del Cadenas han concursado y ganado afuera, en Chile, en México, en España. Personas que han sacado su libro lo vuelven a editar aquí, lo editan en España también… Ahí nosotros nos miramos, decimos: el trabajo se está haciendo. Siempre le he dicho a Ricardo: No ahora, diez años, veinte años después del Concurso, cuando parte de estos muchachos sean el próximo Rafael Cadenas, ahí nosotros, bien viejitos, diremos: Lo logramos, hicimos el trabajo”.

El poeta Alfredo Chacón, jurado de la 4° edición (2019), enfatizó la importancia de la apertura y la comprensión en la evaluación de la poesía, así como la responsabilidad del jurado de ser justos y considerados en sus decisiones. “Un jurado es un vector, y lo que hace es leer unos textos que se presentan como poemas y escoger entre ellos, de acuerdo con su manera de entender lo que es un poema y lo que no lo es y lo que es mejor. No creo que haya otros parámetros o motivos de titubeo (…). Leer los poemas con la misma apertura, con el mismo grado de exigencia, con la misma eh disposición a comprender algo que no sea exactamente igual a mí”.
El maestro Chacón también compartió un emotivo recuerdo sobre cómo logró vincularse a la dinámica cultural del país, algo que describió como un milagro para la época. “Ustedes no tienen idea, simplemente porque no la pueden tener, de la diferencia que hay entre el modo como ustedes nacieron a la escritura del poema y cómo lo hicieron generaciones anteriores, incluida la mía (…). Para mí es un acontecimiento de una enorme importancia que el país haya generado una dinámica por la cual una institución muestra un interés hacia la poesía y genera el espacio, los canales, la presencia de la gente en ese espacio, una presencia que antes era absolutamente impensable (…). No es lo mismo contar con la posibilidad de encontrarse en un café, en un liceo, en una universidad, con unos chamos que son como tú amadores de la palabra, soñadores de que el poema alguna vez va a ser mío. En otras épocas había que contar con una con un margen inmenso de azar y de milagro. A mí me tocó el milagro. Yo, en Valencia, antes de venirme a vivir a Caracas (…) estaba completamente decidido sobre qué era lo mío, que era lo que me gustaba (…). Se me ocurrió escribir unos poemas y los mandé a la revista Cruz del Sur que era la revista más importante del país en ese momento. Pasaron los meses y como a los tres o cuatro meses de eso yo estoy en el comedor de mi casa, suena el teléfono, lo respondo. Era uno de esos escritores que yo admiraba. Me dice: ‘Óyeme, perdóname, que ahora fue cuando me vinieron a entregar las cosas que tú mandaste’. Me invita a comer al único restaurant francés que había en ese momento en Caracas y me lleva sus libros dedicados y me une a la experiencia más radical que yo he tenido en mi vida. Me una Ida Gramcko, a Alfredo Silva Estrada, a Roberto Guevara, a Sonia Sanoja. Me unen como hermano, no como miembro del taller. El milagro es eso. No podemos contar con que la política de apoyo a las vocaciones juveniles poéticas dependan nada más de un milagro. La única cosa que yo quiero resaltar (…) es que la obra de La Poeteca incluye, entre otras cosas, la apertura y el sostenimiento de un espacio en el cual el contacto con la poesía y entre los poetas es mucho más cuantioso, mucho más fecundo que antes”

Graciela Yáñez Vicentini, jurado el mismo año, reflejó el compromiso del jurado con el proceso de selección y la pasión por reconocer el talento poético, así como las complejidades que surgen en la evaluación de obras creativas. “El mayor desafío es escoger, aunque parezca redundante. En nuestro caso llegaron como 400 poemas, y cuando te encuentras con calidad… Yo no me esperaba unos poemas tan buenos (…). Debatíamos: Este va a ser el primero, va a ser este, y hasta el final estuvimos discutiendo, leyéndolos en voz alta, hubo que pedir unas pizas y todo porque nosotros no salíamos”.

Gabriela Rosas, jurado de la 9° edición (2024) expresó su satisfacción con el proceso de selección y su compromiso con el fomento de la poesía entre las nuevas generaciones. “Quizás el mayor compromiso que uno tiene con un premio que lleva el nombre de nuestro poeta mayor es honrar todo este esfuerzo mancomunado para expandir, para propagar la belleza y estimular la escritura, que forma parte de este oficio (…). Tenemos que vaciarnos y dejar todo fuera para sentarnos ante esa muestra de participantes que quizás tengan 19 años, 18, 29… y se están animando a mostrarse por primera vez (algunos nunca lo hacen). Creo que esa una de las de las cosas que aporta este concurso: los que se quedan y no desaparecen es porque atienden al llamado iniciático de la poesía”.

Yéiber Román, finalista en varias ediciones, expresó un profundo agradecimiento por las oportunidades que se le han presentado a través del concurso: “Haber estado en estas antologías me ha permitido ser parte de talleres donde hay una cantidad de autores consagrados latinoamericanos importantísimos con los que muy difícilmente hubiese tenido contacto de no haberme quedado un día hasta la 1 de la mañana escribiendo un poema, que no sabía si iba a quedar o no. Si no hubiese tomado esa decisión, de trabajar una idea y escribirla, no hubiese ocurrido toda esta cadena de grandes experiencias. El Cadenas me ha llevado a dar charlas en colegios y explicar a los chamos que la poesía no es algo solo de gente mayor; a participar en recitales y difundir lo que escribo tanto en revistas nacionales como internacionales. Celebro cada uno de esos logros y totalmente el concurso me ha servido como estímulo. Lo que creo que sí cambiado en mí es que me obliga a ser un poco más responsable tanto con las lecturas como con lo que escribo… Ser más conciso con las palabras, más minucioso con cada verso, que todo el poema funcione bien como un conjunto; ser un lector más ávido, ampliar tu biblioteca, tu vocabulario… y también te estimula a seguir escribiendo. Cuando tú ves que tu trabajo fue tomado en cuenta, que fue valorado por un jurado, uno siente que uno escribe algo que sirve a alguien, que no es en vano todo el esfuerzo”.

Felipe Ezeiza, ganador del 8° Concurso (2023), habló sobre la lucha de los poetas en contextos difíciles y sobre la esperanza y la necesidad de crear espacios de diálogo y apoyo en el ámbito literario. “En Venezuela, donde hemos pasado y vivido tantas cosas, y donde el hecho de publicar en una revista, que un amigo te lea ya es bastante, algo como el Concurso Cadenas te da sentido de comunidad y se convierte en una oportunidad interesante e importante (…). Yo tendría 18 o 17 años cuando se hizo la primera edición del concurso, y yo lo veía como algo muy lejano… Uno no está para hobbies ni pasatiempos, menos en este país, así que cuando quieres hacer algo como la poesía, que requiere tanto tiempo y tanto esfuerzo a nivel intelectual, a nivel espiritual, desde tantos lugares, necesitas comprometerte seriamente, y los espacios que te ayudan a mantener ese compromiso son muy valiosos. El poeta Pablo Molina era profesor universitario, un hombre con el que podías hablar de toda la poesía del mundo y hablar de los poetas franceses a detalle y hablar de poesía italiana, música latinoamericana, pero murió en la pobreza. Esas cosas te llevan a pensar sobre hacia dónde podemos apuntar en la medida en que vamos creciendo, que encuentras espacios donde hay gente que está dispuesta a escucharte. Yo creo que el mayor logro que puede haber es encontrar a alguien que esté dispuesto a escuchar (…). He podido conectar con muchas personas interesantes de mi generación con las que de repente no habría conectado de no ser por este espacio, y las amistades nos hacen crecer. ¿No es bello poder encontrar personas que le interesan los mismos temas que a ti, discutir debatir, pensar cosas? Algo que cambia a partir del concurso, no de ser ganador, sino de comenzar a participar, es entrar en esa comunidad”.

Edni López, finalista del 6° Concurso (2021), reflexionó sobre la intersección entre su vida profesional y su pasión por la poesía, así como la importancia de la comunidad en el proceso creativo. “La poesía estuvo siempre en mi vida, como lectora, como escritora, pero siempre estuvo como enclosetada. Cuando fui finalista sentí como una compensación, como un pase libre. Fue como el permiso que me di para decir que esto también es parte de tu vida pero hay que dedicarle espacio y de eso va el compromiso (…). A mí me tocó en la época de pandemia de 2021. Una de las cosas maravillosas es que todos estos espacios de formación como el Diplomado nos permitieron generar un círculo y una comunidad que ha sido muy importante para sentir que no estás haciendo esto solo, y que no eres tú el único loco que te estás lanzando a escribir o a darle un espacio en tu vida a algo que a lo mejor no te está generando algo lucrativo. Fue como el empujón de decir: mira, tienes acá un espacio que podrías cultivar. Ha sido muy valioso. (…) Tomando en cuenta una industria literaria tan golpeada como como la nuestra en estos momentos, saber que tienes un entorno donde, además, todos nos hemos apoyado e incentivado muchísimo a generar los espacios que no tenemos (…). El cambio, si pudiese señalarlo, hay una gratitud de tener este entorno que me ha permitido la poesía a partir del concurso, y la posibilidad de ver lo maravilloso que están haciendo todos, no solo con sus textos, sino en generar los espacios”.

Johan Reyes, ganador de la 9° edición (2024), resaltó la transformación personal que experimentó a través del concurso y la del reconocimiento en el ámbito poético. “Evidentemente el Cadenas es una oportunidad, pero en mi caso también ha sido una autorización para poder escribir (…). Sin La Poeteca yo de verdad no hubiese escrito, porque gracias a que existe el concurso es que yo me di la oportunidad de escribir. Luego de ganar el Cadenas la gente me empezó a mirar distinto (…). Entendí en verdad que el privilegio de tener un premio como este, con el nombre de nuestro premio Cervantes, es realmente importante. El dinero se me acabó un fin de semana. Ahora valoro más cosas, empecé a conseguir cosas mucho más significativas que duran más tiempo: encontrar un espacio donde acurrucarse, no sentirse solo. En esta sociedad, en este entorno tan individualista, estos espacios casi rituales donde la gente se une para leer, para clamar, para llorar, reír, son importantes, porque como seres humanos tenemos también necesidades simbólicas y eso ha sido lo más importante para mí (…). Yo me dedico a hacer teatro y ahora vinculo esas expresiones más a la poesía que a cualquier otra cosa. Se ha vuelto casi una condena buscar todo el tiempo dónde radica la poesía dentro de lo que hago y escribir siempre, porque desde que escribí para el Cadenas no he dejado de hacerlo. No puedo decir que es una necesidad, pero es una voluntad”.

El acto concluyó con los asistentes brindando por el legado del Concurso Cadenas y buenos deseos para su continuidad. Pueden ver el video completo en el canal de Youtube de La Poeteca: https://www.youtube.com/channel/UCq-z69RFsSsTuZFUcxbccuw/featured